Y es que en cuanto mis cinco lectores me piden que añada entradas a esta bitácora (lo de blog está mal que lo diga una traductora puesta e impuesta en español fetén, gracias, señor Castro) yo, que siento que me debo a ellos igual igualito que la Lindurri a sus ocho millones, lo dejo todo, incluida la traducción urgente para mañana, y me siento aquí a "esgrimirme las neuronas" un rato, según la expresión feliz de una familiar a quien no voy a citar para evitar futuras rencillas(fraternales).
Pero claro, ocurre que la Lindurri lo tiene muy fácil, viviendo en Nueva York y de presidenta consorte del Instituto Cervantes, que así, Lindurri, lo siento pero está chupao, a ver a quién no se le ocurren cosas, con esa existencia cosmpolita e internacional. Yo en cambio, que llevo tres días encerrada en casa, y que lo más interesante que he hecho ha sido pintar el dormitorio de gris y blanco (chic que te pasas, aunque esté feo que yo lo diga), pues no encuentro experiencias glamurosas que transmitir a mis cinco lectores de la península y el extranjero.
Así que, hasta que empecemos a comprar muebles, que siempre da para fotos más jugositas y curiosonas, aquí os envío una foto en la que los del Hola me pillaron mientras iba a comprar el pan a Opencor, o pensabais que me pasaba el día en chándal pintando paredes. :)
También os envío más fotos del fin de semana, para que no penséis que tuvimos al probre Chimo escaleras arriba y abajo sacando muebles y trastos. Que también salimos a pasear por el centro, ¿eh? Thank y'all for visiting us (hola, Ella!)


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