martes, febrero 21, 2006

Perla de la idiosincrasia nacional

Aunque la escena pueda parecer almodovariana, puedo asegurar que ni invento ni exagero nada. Lo que sigue es una transcripción fiel y exactísima de una estampa celtibérica que acabo de presenciar y que me ha dejado con todos los pelos de punta.

La escena, en una oficina de Correos. Mientras estoy rellenando uno de esos impresos infinitos, entra un rollizo mozo, con un bocata de salchichón en una mano y un fajo de cartas en la otra. Se dirige a la ventanilla y le espeta a la encargada:

- Gega, añala, e laita, carafagada.
- ¿Qué?
El tío deglute.
- Que ésta, a Italia, y las demás, certificadas.
- Ah.
Mientras el hombre ordena las cartas por destinos, sin dejar de dar unos bocados gigantescos al bocata que trae en la mano, la encargada, que piensa "ésta es la mía", saca un croissant a medias de debajo de su mesa y empieza a comer también. Al mismo tiempo, yo empiezo a desdibujarme en cuadritos, del asombro.

Cuando la mujer empieza a sellar las cartas, el hombre, que con la pericia que da la práctica consigue aunar las tareas de tener comida en la boca - hablar de modo inteligible, comenta:

- Por cierto, cuando pille a vuestra cartera del barrio XXX, me la como (amenaza seria si se ve lo que queda de bocata).
- ¿Y eso?
- Pues porque me pierde una carta certificada con acuse de recibo que va a un local. ¿Tú crees que eso se puede consentir?
- Hombre, pero eso no adelantas nada con decírmelo a mí. Hay una página de servicio al cliente...
- Bah, bah, bah, la culpa de todo la tiene el país. ¡España es el furgón de cola de Europa! ¡Estamos a la cola en todo! ¡Y es por culpa nuestra!

En este momento, el hombre adopta una pose perfecta de ninot (mirada perdida - bocadillo en alto), qué gran pérdida para los maestros falleros de este año. Y sigue, imbatible:

- ¿Tú te crees que una carta puede tardar de España a China una semana y, en cambio, de China a España más de un mes? ¡Que lo he visto yo en un programa por la tele!
- Hombre, pues por el servicio de Correos de España, no será. Que somos uno de lso mejores de Europa, y esto ha cambiado muchísimo.
- Seguro. Uno de los peores, te lo digo yo. Que con el taller... me perdéis cartas certificadas a direcciones que me lleváis todos los días.
- Pero hombre, ya te he dicho que para eso tienes una página de quejas en Internet...

Y aquí, el paladín contra el furgón de cola celtibérico, el analista crítico y certero con los males del país, lanza su obús final, desde las mismas entrañas donde reposa ya el otrora bocadillo de salchichón:

- ¿Internet, yo? ¡Vamos, ni loco me enganchan a mi ahí! ¡No te digo!

Paga, y se va.

---- Fin -----

Estoy intentando intercalar comentarios, pero es imposible. Ni con el ingenio má vivo podría imaginar o verbalizar una situación semejante. Así que me callo, rindiéndome a la evidencia: la realidad supera tantas (¡tantas!) veces a la ficción...

¡Ah! ¿Las fotos de la fiesta? En seguidita, un día o dos...

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