Una madre recién llegada a las nuevas tecnologías te llama por teléfono y te dice: "A ver, hija, he recibido tu mensaje de imeil y lo he leído, ¿ahora cómo hago para responderte?".
Una madre recién llegada a las nuevas tecnologías te envía la respuesta a ese mensaje veinte veces ("Es que he dado una vez y no ha pasado nada"). Claro, y le da otras 19 por si acaso, a ver si va a ser que el mensaje no tiene fuerza suficiente para llegar por sí solo.
Una madre recién llegada a las nuevas tecnologías es la que, mientras compra un billete de tren por Internet, y a pesar de la indicación explícita en mitad de la pantalla de que no pulse ningún botón mientras se completa la operación, empieza a darle frenética al ratón ("Es que esto no va") y, cuando todo se va al garete por mor de su arrojada acción, dice "¡Miércoles!" (sí, sí, "miércoles", que hay hijos delante, aunque tengan ya 30 años y la carrera terminada hace largo).
Una madre recién llegada a las nuevas tecnologías, en fin, reenvía con entusiasmo todos los mensajes en cadena que van a parar a su buzón. Claro que las cadenas de mensajes que llegan a las madres no son calendarios de Brad Pitt en pecholobo o los últimos anuncios argentinos de Coca-cola, no. Las cadenas de mensajes de las madres suelen ser presentaciones de PowerPoint en las que, sobre una sucesión de cielos azulados esplendorosos y flores de genciana de vivos colores, aparecen frases como: "Un verdadero amigo te acepta tal cual eres, cree en ti, se entrega incondicionalmente, te mantiene cerca de su corazón..." etecé etecé. (Que les encantaaaa).
Bueno, viene toda esta larga introducción para contar que ayer recibí un mensaje de mi madre. Estilo madre total: "Hay 20 angelitos, 10 durmiendo, 9 jugando y, el más dulce de todos, leyendo este mensaje". Lindísimo. Y luego seguía la parte donde dice hola qué tal, somos una empresa de la Isla de Jersey y estamos intentando hacernos con el mayor número de direcciones posible para atiborrarles el buzón de spam, sería tan amable de recopilar unas cuantas y enviárnoslas; sólo que, atenchon, trucos de marketing, lo pone así: "Manda este mensaje a 10 personas (a mí también) y si 5 te contestan mañana te pasará algo inolvidable". Listos, ¿eh?
Mi madre, ajena a tanta perfidia corporativa, cumplió ce por be el mandato angelical (como tiene cuatro hijos, pues sin salir de la familia ya casi se asegura premio. Será recién llegada a las nuevas tecnologías, pero de tonta, nada). Y al no recibir, para su sorpresa, ninguna respuesta, reunió a tres de sus Cuatro Adorados Hijos en la mesa (la que falta está en Barcelona, dale que te dale a la brocha gorda) y, con esa diplomacia que gastan las madres, les dijo que sería una pena que ella se quedase sin su acontecimiento inolvidable sólo porque sus hijos, esos pequeños desagradecidos, no eran capaces de devolverle un mensaje tan cariñoso y tierno y amoroso. Olé las madres con salero.
Los Tres Hijos Adorados presentes, que son los tres menores, y juntan entre los tres picardía suficiente como para que la piel del diablo les quede pequeña, decidieron, con la madurez que los caracteriza, tomar cartas en el asunto.
De modo que mi madre, cuando llegó a casa por la noche, tuvo su ACONTECIMIENTO INOLVIDABLE, y que no fue otro que...
¡¡Los angelitos de cuerpo presente!!
No, si en esta familia, todo el mundo muerto antes que sencillo. Ya decía yo que no era sólo cosa mía...
A Osiris la han sumado a la fiesta, y eso que ella no ha dicho si quería participar o no. Pero como nunca se le pregunta nada a la pobre...
En fin, y yo, como no he estado presente, contribuyo a la travesura de mis hermanos haciendo la crónica. Y termino haciendo constar, además, que mi madre avanza a pasos agigantados en lo de Internete: ¡ha sido ella la que ha enviado las fotos! Si es que, madre, ¡eres única! (¡Muacks!)
No hay comentarios:
Publicar un comentario